Se caracteriza por ser jugosa por dentro y poco tostada por fuera.
Se pelan unas patatas que sean buenas (kennebec o lo que es lo mismo gallegas).
Se cortan en láminas lo más finas posible.
Se fríen en abundate aceite de oliva caliente durante 25 minutos, pero sin que se quemen. Si se desea se le puede añadir una cebolla. Se le echa abundante sal a las patatas mientras se fríen, ya que al huevo no se la echaremos.
Se eligen unos huevos que sean lo mejor y más frescos posible (de corral).
Se baten bien.
Se le incorpora las patatas fritas bien escurridas del aceite.
Se remueve durante 1 minuto para que las patatas se empapen bien del huevo batido.
Se calienta a temperatura media una sartén antideslizante con un poco de aceite y se vierte la mezcla de patatas fritas y huevo batido.
Se remueve con cuidado para que no se queme el huevo y vaya cuajando un poco.
Se coloca un plato sobre la tortilla y se le da la vuelta.
El punto correcto se consigue de forma que el huevo no se queme y quede jugosa en el interior.
Difícil (cogerle el punto justo) y muy rico.
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